¿Extranjeros? No. ¿Publicidad? No. ¿Traslado del estadio? No. ¿Subida de cuotas? No. Viva el Athletic en estado puro, virgen y mártir. Y además, a ganar la Liga. Ese es el Athletic de las cuadrillas de potes. De algunas cuadrillas de potes, de Bilbao de toda la vida, o de los pueblos de la provincia, también de Bilbao de toda la vida. Voces que se escuchan en las asambleas. Vamos a seguir toda la vida en Primera División porque somos de Bilbao. Somos los mejores. Bilbainos de bilbainada, como los de los chistes. «Aceros de Llodio. Si hay que hacerse, se hace». «Mira, un Rolex».«¿Estamos a Rolex o a setas?». Bilbainada sería que algún bilbaino pusiera sobre la mesa el dinero y dijera: «Nada de publicidad, nada de subida de cuotas a los socios, esta ronda lo pago yo». Dejemos al margen el asunto de jugar sin extranjeros, una seña de identidad asumida por casi todos. Se puede solucionar con una política deportiva racional, progresista, adecuada a los tiempos. Lezama y los mini Lezamas pueden hacer el milagro, que no sería tal, sino un trabajo bien hecho. Saldrán futbolistas. Dinero no. No sale de ningún sitio. Ugartetxe no tiene los cajones de su despacho llenos de billetes. En Ibaigane no existe una réplica de ninguna máquina de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Y las cosas no están para alegrías. Las televisiones dan una cantidad, las cuotas de socios otra, la venta de entradas, otra y los mil inventos que se sacan de la manga para recaudar, otra. Pero se suman esas cantidades y no salen las cuentas. Se echaba las manos a la cabeza un tertuliano televisivo porque los sueldos de los futbolistas y los técnicos suponen el 60% del presupuesto. El fútbol es asín, amigo, que diría Luis Fernández. «Hay que inculcarles desde pequeños a los jugadores de Lezama que el Athletic es un club diferente y que aquí no van a ganar lo mismo que en otro equipo», apuntillaba el de al lado. Conclusión: se irán a otro equipo, ¿o es que si al tertuliano le ofrecen el doble en otro trabajo no se va? Así que habrá que ofrecerles lo mismo que en otros sitios, para que no se vayan. La cantinela del club diferente suena bien hasta cierta edad, y los chavales se la creen cuando son cadetes (algunos ni eso). Quien haya salido un poco de los límites del mapamundi de Bilbao, sabrá por propia experiencia que los demás, como es lógico, también se creen diferentes. Por una cosa o por otra. Y todos piensan que son la mejor afición del mundo, y la más entendida. Como de Bilbao, vamos. Y todos tienen historia. El Manchester, por poner un ejemplo, ¿acaso no es un equipo apegado a las tradiciones? Y ahí está, cotizando al alza cada día en la Bolsa, con la camiseta manchada por patrocinadores que se gastan una pasta, como si fueran de Bilbao. Un cosa son las tradiciones y otra el inmovilismo. Si por tradición fuera, San Mamés no tendría luz y las botas llevarían tacos de madera.
Artículo publicado el 3 de septiembre de 2003 en relación a la Asamblea del Athletic y las voces discordantes con la modernización del club