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Pablo Orbaiz, doce temporadas


Pablo Orbaiz, hijo del presidente del Egüés, hermano de dos futbolistas, llegó al Athletic a precio de saldo. Entendámonos: costó 350 millones de pesetas y se convirtió en el traspaso más productivo para Osasuna hasta aquel año -1999-. El futbolista había destacado en el Mundial Sub 19, donde fue capitán de la selección española, y estaba en las agendas de varios clubes españoles, pero el club bilbaíno había rescatado de la ruina a Osasuna unos años antes y ambas entidades tenían firmado un acuerdo por el que el Athletic tendrá una rebaja del 30% sobre un precio máximo de 500 millones. Así que el centrocampista fichó por el Athletic, pero Luis Fernández, el técnico, se enamoró durante un amistoso ante Osasuna de Tiko y decidió pedir un trueque: el osasunista llegaría cedido al Athletic y Orbaiz, en la misma condición, jugaría un año más en el conjunto navarro, en Segunda División. Al final les vino bien a los dos. Tiko se afianzó en San Mamés; Orbaiz se curtió en Osasuna. En la última jornada de Liga, el 4 de junio de 2000, no tuvo ningún reparo en tomar la responsabilidad de coger el balón en el minuto 52, cuando ganaba el Recreativo, y lanzar el penalti que daba medio billete para el último ascenso osasunista. Regresó a Bilbao, esta vez para quedarse. Txetxu Rojo, el nuevo entrenador del Athletic, contaba con él para la primera plantilla rojiblanca. «Vuelvo como jugador de Primera», declaró desde la concentración de Papendal, en plena pretemporada. Su papel en el equipo fue creciendo, a la vez que empezaba a contar en los planes de Luis Aragonés en la selección española.Pero las lesiones empezaron a cortar una progresión que parecía imparable. Como con 19 años en Osasuna, cuando Lotina le dio la batuta del equipo, Jupp Heynckes hizo lo mismo al comienzo de la temporada 2002/03. Pero en el primer partido de Liga, frente a la Real en Anoeta, sufrió un percance en el tobillo que le mandó tres meses a la grada. Fue el mismo día en que Gurpegui, compañero de línea y paisano, pasó un control antidopaje que le supondría una sanción de dos años por dopaje. una jornada desgraciada para ambos. Orbaiz reapareció en enero, en el Sardinero, pero la temporada se le acabó aquel mismo día. Lo que parecía una lesión menor se convirtió en una rotura del ligamento cruzado anterior. Seis meses más de convalecencia. Una temporada completa tirada a la papelera por culpa de las lesiones. Para ese momento, Orbaiz ya se había convertido en uno de los pesos pesados del vestuario. Su aparente carácter retraído en el terreno de juego, se convertía en otra cosa en la intimidad de la caseta. Los criterios de Orbaiz tenían y siguen teniendo un gran peso en sus compañeros. Muchas de sus ideas se convierten en criterio de todo el grupo. Se le llegaron a atribuir decisiones controvertidas que, según la rumorología, afectaron a emblemáticos jugadores del Athletic que acabaron dejando el club. Con Ernesto Valverde, a Orbaiz le costó encontrar un hueco en el equipo. La progresión se le cortó con las continuas lesiones y el centro del campo funcionaba. Cuando volvió al equipo, sin embargo, lo hizo para quedarse. Para la historia queda un gol que marcó en el Santiago Bernabéu, en una tarde de gloria para el Athletic, y que sin embargo no subió al marcador. Fue en un zapatazo en la primera parte desde campo propio que golpeó en el larguero de la portería de Iker Casillas y botó dentro. El árbitro no lo vio así. Hubiera sido el gol del año.

Eran buenos momentos que se empañaron un año después en el mismo escenario. Orbaiz cayó lesionado otra vez en diciembre de 2006, de nuevo con rotura de los ligamentos cruzados de la pierna derecha.Otra vez se perdía la temporada. El calvario del jugador navarro no terminó ese día. En abril del año pasado tuvo que pasar por el quirófano para ser intervenido de las molestias crónicas que padecía en el tobillo. Tal vez por esos contratiempos le costó tanto llegar a los 250 partidos. Ese día confesó que «me veo con muchas fuerzas, físicamente muy bien y con ganas de seguir jugando. El fútbol me eligió para jugar y hasta que no me eche seguiré estando aquí». Se marchó del Athletic, después de 12 temporadas, con la llegada de Marcelo Bielsa. Probó suerte en el Olympiacos, con Valverde, y el Rubin Kazan. Sin embargo, su último partido de rojo y blanco, antes de regresar al Egüés, el equipo de sus inicios, fue en San Mamés, el día de la despedida del viejo campo. Saltó en los últimos minutos para despedir al escenario de sus triunfos.

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