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El trasvase Athletic-Barcelona

La fotografía que ilustra estas líneas recoge la imagen de cuatro futbolistas del Athletic en un partido con la selección española en San Mamés. Son Jesús Garay, Agustín Gainza, José Mari Orue y Venancio Pérez. Posan con la grada de Misericordia al fondo. Todavía no se había construído la Tribuna Garay, en ese mismo lugar, derruída después con la remodelación para el Mundial de 1982. Se levantó con los 5,5 millones de pesetas -más la recaudación de un partido amistoso contra el Barcelona- que el club rojiblanco ingresó por el traspaso del mejor central de la Liga española al club catalán el 23 de agosto de 1960, mientras en Roma se disputaban los Juegos Olímpicos. Garay fue el sujeto del primer gran traspaso de la historia del Athletic. Entró en una operación que negociaron durante semanas dos emisarios del Barça, Viader y Escrivá, con el presidente rojiblanco Javier Prado, y en la que también participaron Gonzalo Beitia, que fue traspasado al Barcelona junto con Garay, y José Luis Areta, que llegó como cedido al Athletic, comprado por el equipo catalán a Osasuna. Garay, sin embargo, no fue el primero de los futbolistas del Athletic que recalaron en el Barcelona. La lista no es muy amplia, pero comienza muchos años atrás, con José Landazabal Uriarte, llamado Lakatos, porque su forma de jugar recordaba a la de un futbolista húngaro del Ferencvarosi Torna Club que causó una grata impresión en San Mamés. Lakatos, que nació en un caserío del monte Artxanda, en 1899, jugó en el Eibar antes de llegar al Athletic en 1917. Disputó seis partidos del campeonato regional, el primer de ellos frente al Real Unión. Los bilbaínos jugaron con Ibarretxe, Acedo, Laca, Lakatos, Moreno, Germán, Eguiluz, Belauste, Sabino, Allende y Hurtado. Perdieron dos a uno. En el segundo encuentro, jugado en San Mamés, perdió el Athletic 4-2 y Lakatos se estrenó como goleador. Al año siguiente, mientras el campeonato estaba suspendido por la epidemia de gripe, Landazabal fichó por el Barcelona en el que jugó tres temporadas. Lakatos, un fino interior, coincidió en el Barça con Samitier, Zamora o Alcántara, uno de los grandes equipos de la historia del club barcelonés. Murió en la soledad de una pensión en Bilbao a los 71 años, en febrero de 1970. Félix Sesumaga hizo el recorrido al revés. Era de Lamiako y comenzó en el Arenas.

Un año más tarde, una enfermedad le obligó a dejar el fútbol. El 23 de agosto de 1925 murió en Leioa, pocos días más tarde de que la Federación Española decidiera «conceder a Félix Sesumaga, gravemente enfermo, un subsidio para atender a su curación cuya cantidad será fijada por el comité nacional, sin que ello sirva para sentar precedente». Tras Beitia y Garay, el siguiente trasvase llegó de Barcelona a Bilbao. La operación retorno de José Antonio Eguidazu propició que Pedro Mari Zabalza llegara a San Mamés. El navarro se incorporó a la plantilla en 1973. El siguiente fue otro central como Garay, José Ramón Alexanko, cuyo traspaso en junio de 1980 iba a causar una agria polémica en Bilbao, hasta el punto de que el presidente. Beti Duñabeitia, tomó la decisión de querellarse contra la Hoja del Lunes de Bilbao, por una carta al director que ocupaba toda una página y que se titulaba: «El traspaso de Alexanco, demencial». Alexanko llegó al Barcelona de Núñez después de que el club azulgrana abonara cien millones de pesetas. «Le digo a la afición del Athletic que valore el fichaje», afirmaba el futbolista nada más llegar al aeropuerto del Prat. «El club se ha beneficiado económicamente, la defensa del equipo no queda rota ni mucho menos y yo salgo bien parado de la operación. Una vez pensado todo esto, que decidan». Bronca en Bilbao Pero la hinchada ya había decidido. Mientras el jugador comenzaba a buscar piso en Barcelona, la afición rojiblanca abroncaba a la directiva durante el partido Athletic-Zaragoza de la Copa de juveniles que se disputaba en San Mamés. El Athletic cobró en cuatro plazos y se puso a buscar un recambio que apaciguara los ánimos en Bilbao. Se habló de Urruti, entonces portero del Espanyol. Los periódicos hablaron de cifras fantásticas -ochenta millones de pesetas más Argote y Goikoetxea-, que años después fueron dos de los pilares en los triunfos rojiblancos de los ochenta. Después de que Urruti fuera descartado, se buscó en San Sebastián. Surgió la noticia del posible fichaje de Periko Alonso, el padre de Xabi, -que después acabaría en el Barcelona-, por sesenta millones de pesetas, y la posible recuperación de Amorrortu, que había recalado en el Zaragoza. Ninguna de esas opciones cuajó. El de Alexanco fue el traspaso más polémico, aunque los siguientes trasvases también fueron agrios. Julio Salinas no se fue del Athletic al Barça, porque antes había pasado por el Atlético de Madrid, pero Xabier Eskurza sí se fue directamente al equipo catalán. No accedió a renovar por el Athletic ya que tenía firmado un precontrato con el Barcelona. En el equipo catalán apenas duró una temporada. Luego, de allí llegaron José Mari y Jon Andoni Goikoetxea, con José María Arrate en la presidencia. Antes, con el mismo Arrate de maestro de ceremonias, se había llegado a un acuerdo con Joan Gaspart -que también participó en la operación Alexanco- para traspasar a Andoni Zubizarreta en el comienzo de la limpieza del vestuario del Athletic tras la marcha de Javier Clemente. Zubi luchó por quedarse, pero no pudo evitar el intercambio con Biurrun y una astronómica cifra. Santi Ezquerro no mejoró los números del vizcaíno. Tampoco quiso renovar su contrato con el equipo bilbaíno. Quería ganar títulos, alegó, frente a una propuesta económica mejor que la que le presentaba el club azulgrana, pero los consiguió desde el banquillo. Fue un futbolista residual y apenas saltó al campo para ayudar al Barcelona. Dos años después de llegar, tras no acceder a regresar a Bilbao, fichó por Osasuna, donde las cosas no le fueron mejor.Después del apabullante triunfo getxotarra en la final de Copa ante el Barcelona (5-2) en 1919, fue captado por los azulgranas. Formó parte de la selección española que ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Amberes, junto a Pichichi, Belauste, Sabino o Zamora. Además formó en la alineación del primer partido internacional de España. En 1922 fichó por el Athletic, con el que ganó la Copa en 1923.

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