Mister Pentland, el prisionero / y 15
Aunque muchos de los que fueron apresados habían sido repatriados a lo largo de los cuatro años de guerra, aún quedaban muchos en el campamento, en el que, pese a las penurias, se había seguido jugando al fútbol, aunque ya no con la energía de los primeros años de reclusión. Unos meses antes del final de la Guerra, los periódicos ingleses se hacían eco de la repatriación de un centenar de prisioneros. El Western Daily Press de Bristol, en su edición del 16 de marzo, titulaba uno de sus artículos: "Regreso de Ruhleben", y apuntaba que "alrededor de un centenar de prisioneros civiles ingleses llegaron anoche a Londres procedentes de Alemania. Relataron terribles casos de sufrimiento. Uno de ellos dijo que aquello fue como el infierno durante los últimos meses de la guerra. Fueron golpeados y tratados como perros. Según un escocés que vivía en Alemania cuando comenzó la contienda, el pueblo alemán está delgado y cansado y existe una gran escasez de casi todo. Durante el viaje hasta la frontera, que duró 22 horas, no recibieron ni comida ni bebida. Los futbolistas internacionales ingleses Steve Bloomer y Fred Pentland continúan todavía en Ruhleben". Bloomer, sin embargo, ya había salido. Pentland no seguiría allí mucho más. Pese a que las comunicaciones eran desastrosas, y el regreso de los prisioneros, aún cuando ya eran libres, resultaba dificultoso. Más de 185.000 prisioneros británicos permanecían en Alemania al final de la Guerra, además de medio millón de franceses y millón y medio de rusos. Canalizar el regreso de todos ellos a sus países de origen no resultaba fácil. Fred Pentland no volvió a su hogar hasta enero de 1919, es decir, dos meses después del final de la Guerra Mundial, pero sí a Gran Bretaña. El 2 de diciembre, el Birmingham Post informaba en su página 3 del regreso del exjugador a su ciudad, después de desembarcar en el puerto de Hull. Se calcula que para el 19 de enero de ese año, habían regresado casi todos los cautivos de los países aliados contra Alemania, muchísimos de ellos en condiciones penosas y en algunos casos, críticas. Pentland no se libró de las secuelas de la contienda. Sufría en sus carnes los padecimientos del encierro. Al volver al Reino Unido tenía graves problemas de oído y de visión, así que no se marchó directamente a su casa, sino que fue ingresado en un hospital de Londres para convalecientes de la contienda. Para él, aquel paso por el hospital iba a resultar fundamental para su vida. En aquel recinto trabajaba como enfermera voluntaria Nahneen Helen Yvonne Hayes, una mujer perteneciente al Voluntary Aid Detachment, el VAD, cuerpo de enfermeras creado en 1909 y que se desarrolló al ritmo que marcaba la contienda mundial. Nahneen Helen Yvonne, tenía como apellido de nacimiento Child y al parecer procedía de Irlanda –los descendientes de su familia no han podido determinar muchos más datos sobre esa mujer un tanto misteriosa y reservada, que parecía provenir de una familia acomodada y que nació el 24 de julio de 1892-. Cuando conoció a Fred, tenía 27 años y ya era viuda. Se había casado en primeras nupcias con Julian Patrick Hayes, un oficial del ejército británico nacido en Kurracher (India), hijo de un cirujano militar. La posición acomodada de Yvonne Nahneen se puede deducir de la profesión de su marido, y de que celebraran en Londres, en 1914, la ceremonia civil de su boda y, semanas después, acudieran a la catedral de Notre Dame, en París, para cumplir allí con el trámite religioso católico. También se puede apostar por ese origen aristocrático ciñéndose a la biografía de su hermana, que se llamaba Blanche Marjorie Algorta Child. Sorprende ese nombre propio de Algorta, que sus descendientes sólo han podido asociar al barrio getxotarra que, después, tantas veces visitaría Fred Pentland, hasta el punto de añorarlo en alguna de sus cartas a sus amigos bilbaínos. Blanche Marjorie Algorta se casó con 17 años, en 1906 con Sir Archibald Hamilton y se convirtió en Lady Diana Hamilton. La vida de ambos, aunque se divorciaran poco después, resultó muy peculiar. Sir Archibald Abdullah Charles Edward Watkin Hamilton, barón de Malborough House, había estado casado antes con la nieta de un primo carnal de la reina Victoria, y se convirtió al Islam en 1924 En vísperas de la II Guerra Mundial se le relacionó con el líder fascista británico Oswald Mosley y también conoció una pintoresca relación con la realeza, cuando en 1925, poco después de convertirse al Islam y añadir el nombre de Abdullah a la larga lista de sus patronímicos, recibió una oferta para convertirse en Rey de Albania, país que sufría una importante convulsión interna. Sir Archibald negó la mayor: "Un inglés siempre es inglés".Su ex esposa tuvo una vida mucho más tumultuosa. Dejó a sir Archie en 1908, dos años después de su boda. Se casó dos veces más, en 1913 y 1923, y en 1924 fue declarada culpable de robo y condenada a seis meses de cárcel en la prisión de Holloway, en Londres después de haber pasado por los juzgados en varias ocasiones. De una declaración suya en esas fechas, en las que dijo ser católica y procedente de Waterford, en Irlanda, basan sus orígenes los descendientes de la familia, que siguen considerando un misterio el nombre de Algorta. Las investigaciones de sus familiares apuntan la posibilidad de que las dos hermanas fueran hijas de George Child, un banquero, miembro de los fundadores de la Banca Child, aunque sus deducciones nunca pudieron ir más allá. Blanche Marjorie Algorta, después Diana Hamilton, pudo, por último, viajar a Sudamérica, en concreto a Chile, donde se pierde su rastro. En todo caso murió joven ya que la hija de Fred y Nahneen Yvonne, Angela Hilton, recuerda aún la tristeza de su madre al conocer el fallecimiento de su hermana. Un texto publicado en marzo de 2013 en el periódico Midhursth and Petworth Observer, sobre la vida de sir Archibald Hamilton, apunta que su ex esposa, y cuñada de Fred Pentland, falleció en un asilo en Escocia a la temprana edad de 37 años, es decir, en 1927. El cambio de nombres de Blanche por Diana tampoco tiene un origen claro. Cuando su hermana Yvonne se casó en primeras nupcias, firmó como testigo como Blanche Hamilton y cuando contrajo matrimonio con Fred Pentland, su firma cambió a Diana Hamilton. Todo un misterio.Nahneen Helen Yvonne Hayes conoció a Fred Pentland cuando ya llevaba dos años y medio como viuda de guerra. Su marido, Patrick, adscrito como capitán al primer batallón de los Royal Fusiliers de Londres, murió abatido por las balas alemanas el 9 de agosto de 1916 en el Frente del Oeste, combatiendo en una de las más sangrientas batallas de la Primera Guerra Mundial, la del Somme. Fue enterrado como héroe de guerra unos días después en el cementerio militar británico de Bray, cerca de Peronne, en el norte de Francia.
Es de suponer que Fred y Helen Yvonne se enamoraron y comenzaron a salir juntos en aquella época. El exfutbolista pasó un par de meses en el hospital antes de regresar a su domicilio, pero estrechó la relación con quien después sería su esposa. FIN