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55/56: Suspicacias barcelonistas

A la editorial Bruguera le salió un competidor para los cromos de fútbol de la temporada 1955/65. Ediciones Nilo también sacó su álbum. Posiblemente, los medios con los que contaba eran menores, puesto que las fotografías de los jugadores de Primera División eran en blanco y negro. Eso sí, para hacer más didáctica la colección, además del nombre y el número de cada jugador, situaban a cada futbolista en la posición que ocupa en el campo. Bruguera también sacó su colección, con el álbum a dos pesetas, e incluyó, además de los futbolistas de cada equipo, una galería inferior en cada página, con las figuras españolas del ciclismo, la natación, el hockey, el baloncesto y el boxeo. En la página del Athletic aparecían Bahamontes y Bernardo Ruiz.

El empacho futbolístico Athletic-Barcelona de la pasada temporada provocó en Bilbao una cierta sensación de hastío, incrementada, además, por algunas informaciones aparecidas en la prensa catalana en las que se dudaba de la elección de los árbitros. Suspicacias de equipo grande, que no se corresponden luego con la realidad, porque el balance anual suele favorecer siempre a los poderosos. Sin embargo, esas suspicacias no son nuevas. Se repiten cíclicamente. En la temporada 1955-56, Bodas de Plata de la Liga, cuando el Athletic había renovado su plantel, y Daucik tomó los mandos, la prensa de Barcelona también se mostró muy picajosa en las últimas jornadas. La situación favorecía al equipo bilbaino, líder del campeonato a falta de dos jornadas, con un punto de ventaja sobre el Barça. Debía jugar en Mendizorroza, frente al Alavés, y después recibir al Valladolid.

En Barcelona vigilaban cualquier movimiento extraño. El 15 de abril se jugaba en Vitoria y la expectación enorme. Llovía y a pesar del tiempo, el campo estaba abarrotado. El Alavés había vendido 17.000 localidades de pie y completó un aforo de 23.000 espectadores. Demasiados, sobre todo teniendo en cuenta que el aforo oficial de Mendizorroza estaba fijado en 10.000 espectadores. En un error de cálculo, los dirigentes alavesistas decidieron levantar una tribuna de mecanotubo para ampliar los asientos, pero sin tener en cuenta que esa maniobra reduciría las localidades de pie. por eso, un cuarto de hora antes de que comenzara el partido, previsto para las 17.00 horas, la grada reventó. El público invadió el césped y, con cierta prudencia, se colocó en cuatro filas, pero llegaba hasta la línea de banda. Rafael Tamarit Falaguera, que era el árbitro del partido, al recibir noticias del suceso, se puso su gabardina y salió a inspeccionar el campo, volvió a entrar y esperó a que a las 16.55 horas, los jugadores saltaran al campo, rodeados de una nube de fotógrafos, 18 según La Gaceta del Norte. Casi veinte minutos más tarde salió Tamarit, ya de uniforme, acompañado del delegado de campo y el federativo Gómez Rubiera. Dieron una vuelta al campo y se retiraron. A las 17.45, Gainza, el capitán del Athletic, después de pasar por la caseta del árbitro, avisó al resto de los jugadores que el partido había sido suspendido. El árbitro indicó a los dos equipos que era imposible jugar con cuatro filas de espectadores al límite del césped. "No puede el balón salir por la banda", indicó. Se anunció la decisión y el público enfadado, se fue marchando del estadio poco a poco. La delegación bilbaina montó en su Pájaro Rojo, el autocar Ford que habían regalado los empresarios vizcaínos hermanos Arechederra, que habían hecho fortuna en México, y que conducía Chabo Buesa, y enfiló hacia Murgia, donde se concentró de cara al día siguiente, lunes, ya que en reunión urgente, todas las partes habían decidido que el partido se jugaría a la misma hora del día siguiente. Así se hizo. El campo estuvo de nuevo lleno, pero menos, porque muchos seguidores del Athletic no pudieron desplazarse desde Bilbao, al no ser festivo. Mientras, el Barcelona era líder virtual porque había ganado con apuros al Español en Les Corts. Aún así, al Athletic no le tembló el pulso el lunes: pese al lodazal de Mendizorroza, Marcaida, Gainza y Uribe protagonizaron con sus goles el inapelable 0-3 que certificaba media Liga para el equipo rojiblanco trece años después del último título. Sólo quedaba el Valladolid. Bastaba con un empate para que el Athletic se proclamara campeón. Entonces, algunos medios barceloneses comenzaron a lanzar mensajes de duda. El Correo Catalán elucubró sobre la posibilidad de que la suspensión del partido hubiera estado pactada: "El plan era claro. Se imponía suspender el partido y la única forma era vendiendo más entradas de las permitidas, haciendo imposible que se jugara el partido". Y se preguntaba el mismo diario: "¿Por qué? Sencillamente si hubiese perdido el Barcelona, el Atlético de Bilbao seguramente hubiera dado ‘facilidades’ al Alavés en ese partido realmente comprometido. No fue así y en este caso... ¿No me dirá que el Atlético de Bilbao recibió esas ‘facilidades’ del Alavés?" Los redactores del periódico barcelonés, después de lanzar la piedra s curaban en salud, así que se respondían a sí mismos. "No, desde luego". Pero habían sembrado la sombra de la duda entre sus lectores. Se disiparía pronto, cuando el Athletic venció al Valladolid también por 3-0 y sentenció la Liga en San Mamés, después de trece años el conjunto rojiblanco se llevaba el título y conseguía además una plaza para la Copa de Europa. Unos días después, el Real Madrid accedió a la final europea tras eliminar al Milan en semifinales y también logró un puesto después de ganar la final al Stade de Reims. Por cierto: no se crean que el título liguero fue noticia principal en la Prensa. La Gaceta del Norte la relegó a la parte baja de su portada. Con fotografía, eso si. El encabezamiento principal estaba dedicado a Franco, que inauguró en Sevilla los Astilleros de la Empresa Nacional Elcano

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