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El gol que no se marcó, ¿o sí?

Entre que arrancan la motosierra y abren un sobre de cromos, los chicos del Tiempo de juego –que son eso: chicos que juegan al fútbol con dos mochilas como porterías–, a veces se equivocan en un gol que no ha entrado. Les pasó un sábado y aunque rectificaron de inmediato, lo pagaron recibiendo pedradas de los oyentes en forma de tuits. Apareció por allí Pedro Martín, que interviene menos que en sus tiempos del Málaga de Makanaky, el Palomo Usuriaga y Chano, pero siempre jugando al hueco, y apuntó que en la Liga a veces se ha perdido un gol por el camino. Y uno de los que se perdió, dijo, fue el quinto gol del Racing santanderino en un partido en San Mamés que acabó 9-5, ¿o 9-4? He aquí la cuestión. Nadie lo sabe, y es importante. De ese gol perdido, recuperado y vuelto a perder, depende el récord goleador de la Liga. Si se lograron catorce goles en aquel partido, no hay otro que lo iguale en toda la historia del campeonato; de no ser así, aparecen unos cuantos. Sin ir demasiado lejos, el 12-1 que dos años antes le endosó el Athletic al Barcelona. En aquel partido estaba, lo corroboran las fotografías de la portada del periódico bilbaino Excelsius, Angela, la hija de Fred Pentland, el entrenador del Athletic, que con 89 años ya cumplidos, no recuerda el resultado final. Acudió junto a su madre Nahneen Yvonne y una amiga de la familia. Sobreviven también los periódicos de la época, que son unánimes en el relato: el partido acabó 9-4 según todas las crónicas publicadas en Bilbao. Sólo dos periódicos de Barcelona, El Mundo Deportivo y La Vanguardia, aseguran que el choque acabó 9-5. El Abc madrileño, por su parte, señala un 9-5 en la sección de resultados y clasificaciones y un 9-4 en la crónica del partido. Todo un lío. Y más aún porque uno de los goles del Athletic, el sexto, conseguido cuando el marcador señalaba un apretado 5-4 y el Racing achuchaba, no llegó a entrar, como corroboraron todos los presentes, incluso el público bilbaino, que provocó un incidente en el que intervinieron los guardias de asalto. Fue un remate de Unamuno que trató de blocar Jauregui, el portero cántabro que tuvo una nefasta actuación. El balón se le escurrió y cayó a sus pies, pero sin atravesar la línea. El árbitro, el guipuzcoano Ledesma, concedió el tanto, aunque los jugadores del Athletic, en un gesto de fair play, le advirtieron que no lo fue. Ni él, ni Serrano o Torrontegui, sus linieres, se desdijeron de su error. Por eso en las crónicas y los titulares se habla de "un goal que no es goal", o, como señala La Tarde, "Racing, 4; Athletic, 8; Ledesma, 1", atribuyendo uno de los goles al árbitro. Cronistas tan prestigiosos como Rolando, de El Liberal, Travieso de Excelsius, –que fue jugador rojiblanco y autor de un gol en la final de Copa de 1923–, José de Trauko, del mismo rotativo; Alegría, de La Tarde, Arabeas de El Noticiero Bilbaino, o Tachi, de La Gaceta del Norte, que cuentan el partido en extensas crónicas casi todas de página entera, y en las que desmenuzan el choque casi al minuto, no hablan del supuesto quinto gol del Racing, que según El Mundo Deportivo se marcó "en una jugada personal de Loredo", en el minuto 75. Un misterio. ¿Hubo gol, no lo hubo? Da la sensación de que los periódicos de fuera de Bilbao recogen la crónica de alguna agencia informativa. También los resultados y las clasificaciones. Resulta significativo que en Excelsius, la tabla de goles a favor y en contra, a pesar de que el resultado indica 9-4, le apunta cinco goles al Racing. En la jornada anterior tenía 24 a favor en el mismo periódico, y tras el partido de San Mamés, 29, es decir, cinco más. Sin embargo, al Athletic le cuenta sólo cuatro más en contra: de 13 a 17. Nadie sabe qué pasó aquel día, aunque alguna teoría apunta a que es lógico que los resultados que aparecieron en la prensa nacional tuvieran más peso que los que publicó la de Bilbao. Pero es sólo una posibilidad, porque ¿cómo es posible que quien escribió la crónica publicada en Barcelona viera un gol que nadie más vio?, ¿creería que realmente entró un balón que no había entrado? Además, el 8 de febrero de 1933, tres días después del partido, el periódico deportivo Excelsius publicaba en su portada, un comentario firmado por "Benjamín", en la sección El Periscopio, y que titulaba: "¿Quién quiere un goal?" Se refería al tanto fantasma que el árbitro concedió: "En San Mamés quedó el domingo último un goal a disposición de quien lo quiera coger. Ledesma fabricó un goal con el viento de su silbato. Un goal efímero que no era más que aire canalizado por una veleidad. lo elaboró con tanta precipitación que se desinfló enseguida, sin pena de quienes pudieron ser los agraciados. En medio del campo está, sin que nadie se atreva a recogerlo, como si quemase o oliese mal. Todos lo vieron, o mejor dicho: todos no lo vieron, y con una sinceridad honradísima y unánime, rechazaron un regalo que si desdeñable al final, llegó en un momento en el que servía para inclinar la balanza hacia Bilbao".

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